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0110 Duradera (Insectos)

El mito:

La madera es un material con alto riesgo de ser atacado por insectos como las termitas o la carcoma, y esto hace que su durabilidad sea muy inferior a la de otros materiales utilizados habitualmente en la construcción de edificios.

La realidad:
La durabilidad de la madera se mide como la resistencia de la madera sin ningún tratamiento frente a los ataques de agentes degradadores. En este caso, los agentes bióticos que la pueden atacar son principalmente los hongos y los insectos.

Cada especie de madera tiene una durabilidad natural en función de su contenido en resinas, taninos, aceites, exposición y cantidad de duramen y albura, siendo el duramen la parte más resistente.

En el caso de los insectos xilófagos, como las termitas y la carcoma, hay que tener en cuenta y vigilar con atención la especie de madera que vamos a utilizar, así como las condiciones de temperatura y humedad en el lugar que las vamos a colocar, evitando siempre utilizar maderas demasiado blandas y con un alto grado de humedad interior, ya que estas son las condiciones ideales para el ataque de estos insectos.

En este sentido, en los últimos años las maderas tecnológicas han avanzado mucho, sobre todo para maderas estructurales, que secadas por debajo de un 18% de humedad y, juntamente con la posibilidad de imprimaciones protectoras naturales sin tóxicos y unas condiciones climáticas interiores correctas, las hacen maderas muy poco interesantes para estos insectos.
La conclusión:
La evolución de la madera tecnológica en este sentido es muy buena, así que trabajando con las tipologías correctas en cada proyecto y mediante el secado al límite de estas, además de la posible imprimación con protectores naturales y cumpliendo los requerimientos del Código técnico de la Edificación (igual que el resto de los materiales de construcción), se construyen en todo el mundo edificios con estructura de madera que garantizan su resistencia y durabilidad.
Referencias: